Esta tarde, los 39 pilotos de Top Race que arribaron a San Pablo para correr a partir de mañana la primera fecha de la Etapa de Invierno Rosamonte se dieron el gusto de visitar el cementerio Parque Morumby para rendirle homenaje uno de los más grandes pilotos internacionales de todos los tiempos, el brasileño Ayrton Senna, tricampeón de la Formula Uno, cuyos restos descansan en ese sagrado lugar.Ansiosos, los pilotos, aguardaron en el ingreso al cementerio. Y una vez dentro caminaron con paso apresurado hasta la placa con el nombre de Senna. La emoción dominó entonces la escena, y el silencio respetuoso con el cual cada uno de ellos miró ese pedacito de bronce denotó la idolatría que despertó el multicampeón brasileño en la mayoría de ellos.
Prueba de ello fue que mientras firmaron la bandera con la imagen del ex piloto de los equipos Toleman, Lotus, McLaren y Williams que fue donada al instituto que lleva su nombre, cada uno contó una anécdota vinculada con el homenajeado y hasta hubo quienes, orgullosos, mostraron relucientes sus tatuajes alegóricos.
El presidente del Top Race, Alejandro Urtubey, entregó luego de la gran cantidad de flashes una placa al representante del Instituto Senna, Ricardo Garrafa. “Top Race, con la más profunda admiración y respeto de todos los pilotos de la categoría”, rezaba el brilloso obsequio, que luego tenía grabado el nombre de cada uno de ellos.
“Con esta placa queremos homenajear a un gran piloto como Senna en su tierra, aprovechando la visita del Top Race a San Pablo. Es un gran orgullo para nosotros estar acá y poder rendir este tributo”, manifestó Urtubey. Por su parte, Garrafa respondió: “Estamos agradecidos por este homenaje y muy contentos de recibir a los hermanos argentinos en nuestra casa. Buena suerte para el Top Race y que el evento de este fin de semana sea un suceso”.
“Estoy maravillado por tener la oportunidad de visitar la tumba de uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos. Es algo sencillamente increíble e impagable”, dijo un incrédulo José María López. Mientras tanto, un Juan Cruz Alvarez que escondió tras sus gafas un sentimiento profundo, una vez de pie, señaló: “Esto es algo grandioso. Me emocioné muchísimo por lo que representó Ayrton para mi carrera de piloto. Fue es y será mi ídolo y esta visita no la voy a poder olvidar”.
El campeón mundial Jacques Villeneuve también mostró su alegría por participar del sentido homenaje. “Si bien ya había estado en San Pablo, me siento orgulloso por ser parte de este homenaje a un gran piloto como fue (Ayrton) Senna. Es uno de los grandes de la historia y eso se nota en la admiración y el respeto que sentimos por él sus colegas”, aseguró Jacques.
La ofrenda floral que Marcos Di Palma se encargó de llevar hasta el sepulcro representó el sentimiento de los 39 pilotos y de muchos de los periodistas e invitados que también se acercaron hasta el cementerio Morumbí. Es que una parte importante del automovilismo mundial descansa bajo esas míticas tierras en posición vertical. Por costumbre, como explicaron luego, o porque el camino de este grande, cuya luz se apagó el 1 de mayo de 1994 en el circuito de Imola, en Italia, apuntará siempre hacia el cielo.
